En
el psicoanálisis tradicional, la psicopatología es conceptualizada en términos
de conflicto intersistémico; esto implica diferentes patrones de oposición
entre los 3 sistemas estructurales de la personalidad (ello, yo y superyó) y la
realidad. Además, la formulación principal de la evaluación patológica es la
siguiente: deseo pulsional edípico – represión – regresión – formación de
síntomas.
Esta
manera de conceptualizar la psicopatología presupone un cierto grado de
diferenciación estructural:
-
Los propios sistemas que se supone están en conflicto entre sí tienen que estar
separados.
-
Tiene que establecerse una diferenciación relativamente estable entre la
representación del sí mismo y la representación del objeto (constancia) de tal
manera que se experimente la constelación interpersonal triádica de la
situación edípica.
-
El individuo debe haber alcanzado un nivel de desarrollo estructural que le
permita usar la represión como el principal mecanismo de defensa.
No
obstante, evidencia clínica tiende a señalar el inicio de la patología antes de
la etapa en que se supone se ha producido la diferenciación estructural antes
mencionada. Además, las necesidades en juego en el proceso patológico no
siempre parecen ser de naturaleza pulsional; también existen necesidades
evolutivas como la necesidad de una fusión simbiótica o la necesidad de la
afirmación del sentimiento básico del sí mismo. Finalmente, parece que el
mecanismo de funcionamiento de patología no siempre es el de fuerzas que se
oponen activamente unas a otras; también puede ser el de un sufrimiento o
trauma pasivo. El aporte patógeno del medio ambiente no es fundamentalmente el
de una condena moral que se opone a los deseos pulsionales del niño. Más bien
se trata de un problema de falla, es decir, el objeto no responde
emocionalmente de una manera adecuada en términos de las fases a las necesidades evolutivas del niño.
Por
lo tanto, hay 2 mecanismos patológicos: el del conflicto y el del déficit. La
patología basada en el déficit se caracteriza por las fallas intrasistémicas,
como una estructura defectuosa del si mismo, la falta de constancia del objeto,
la difusión del objeto, la escisión y la falta de capacidad para relacionarse
emocionalmente con los objetos, es decir, que la propia evolución de la
estructura del yo ha sido dañada.
Tres
posiciones teóricas respecto al concepto del conflicto:
-
El conflicto debe ser concebido existente desde el nacimiento. En última
instancia toda la psicopatología se basa en el conflicto intrapsíquico
(posición kleiniana).
-
El conflicto debe ser restringido al concepto intersistémico tradicional.
-
El concepto de conflicto debe ser complementado por el concepto de déficit
dentro de una teoría amplia de la evolución estructural.
En
el tercer punto de vista, el analista debe derivar su estrategia terapéutica a
partir de la comprensión de la conformación estructural única del paciente y
formular y aplicar sus intervenciones de tal manera que se adecuen a dicha
estructura. Con el fin de lograr esta tarea
de una manera consistente, el analista necesitará de una teoría que le
permita una descripción detallada de la irregularidad estructural, es decir, de
las variadas constelaciones de conflictos y estancamientos de la evolución y de
su organización resultante, así como de su estructura jerárquica. Equipado con
tal instrumento, el analista estaría en posición de ampliar sus intervenciones
de tal manera que correspondan con mayor con mayor exactitud al estado del yo
en cualquier momento dado de la terapia.
Estrategias Terapéuticas
Revelación
de significados: Se puede conceptualizar la esencia de la patología basada en conflictos
como una patología basada en conflictos como una patología de significados
ocultos. Por lo que la tarea del analista es apoyar al yo en arriesgada
aventura de enfrentarse a impulsos y afectos arcaicos, hacia representaciones
objetales internalizadas que son proyectadas en el analista. Tal empresa
presupone una alianza entre el analista y el paciente para descubrir, es decir,
para buscar los significados ocultos.
Al
trabajar dentro del dominio del material basado en conflictos, el analista
espera que el paciente se alíe a él para investigar tanto el conflicto como la
resistencia contra el propio esfuerzo de investigación. La perspectiva
terapéutica será principalmente topográfica y las intervenciones serán del tipo
interpretativo; incluso aunque le cause incomodidad el paciente será capaz de
aceptar que la invitación a explorar dentro del significado latente es
básicamente una actitud de ayuda por parte del analista.
Creación
de Significado: En lo que respecta a la patología basada en el déficit, el
esfuerzo, el esfuerzo terapéutico no se dirige principalmente a revelar los
significados ocultos sino más bien a ayudar al yo a experimentar el significado
mismo. No se trata de encontrar algo más sino de sentir que algo existe.
Al
trabajar con derivados del déficit, el analista no puede esperar que el
paciente experimente sin más ni más su invitación a investigar como un
benevolente acto de ayuda; es más probable que sea interpretada en términos de
crítica, provocación o ataque, esto debilitará la alianza terapéutica y
constituirá una amenaza para la continuación de la terapia. Con respecto al
material basado en un déficit, la perspectiva terapéutica busca: a) corregir y
separar las representaciones si mismo – objetos distorsionados o difusos b)
producir una estructuración de aspectos de las relaciones objetales que todavía
no se ha alcanzado en la evolución previa. Con este propósito, las intervenciones
del analista deben tener no una naturaleza interpretativa sino afirmativa.
Los
elementos de una interpretación afirmativa: 1) elemento de existencia, 2)
elemento de relación, 3) elemento de valor y 4) elemento de validez de la experiencia.
Una intervención pertinente sería de la siguiente manera: “lo que usted siente
es correcto. En esa situación usted no tenía no tenía otra opción. Usted hizo
lo mejor que podía haber hecho”. La naturaleza afirmativa puede ser transmitida
mediante intervenciones de diferente complejidad lógica y contextual, que desde
oraciones simples como “lo que usted vio debe haberle resultado tremendamente
perturbador” hasta reconstrucciones más integrales que busquen deshacer las
conexiones falsas tanto a nivel emocional como cognitivo.
Dos Patrones de
Transferencia
Resulta
una tarea importante para el analista el decidir si el material disponible se
basa principalmente en un conflicto o en un déficit; al tomar esta decisión,
ciertos aspectos cualitativos y cuantitativos pueden servir como guía.
Dentro
de la tradición Kohutiana, se hace distinción entre transferencia de objeto
(derivada de un conflicto) y transferencia del objeto si mismo (derivada de un
déficit); no obstante, es este último concepto es muy restringido ya que sólo
hace referencia a 3 patrones de transferencia narcisista (imagen especular,
idealización y gemelar), excluyendo por ejemplo la transferencia fusión.
Además, no sólo el contenido de la transferencia es de interés clínico, sino
también aspectos formales como la coherencia, la diferenciación, la rigidez y
la estabilidad de la transferencia, los cuales son relevantes.
En
el conflicto, nos enfrentamos con impulsos y afectos dirigidos hacia
representaciones internalizadas de objetos emocionales que anteriormente fueron
importantes en la vida de la persona. Estas representaciones y las diferentes
necesidades asociadas a ellos son proyectadas inconscientemente en el analista
con la esperanza de recibir una gratificación por parte de él. Formalmente,
ellas constituyen representaciones objetales completas, independientes y
especificas, inmersas en patrones complejos de relaciones objetales.
A
través de la internalización de aspectos del objeto y de su transmutación en
estructuras despersonalizadas, duraderas, el individuo obtiene una
independencia relativa de la presencia y gratificación directas del objeto.
Así, la dependencia compulsiva de la aprobación del objeto disminuirá en la
medida que se estructuren las funciones afirmativas del objeto.
Si
la internalización de las representaciones de objeto y de sus funciones no ha
sido completada, el individuo se mantendrá de una relación pre-estructural
(funcional) con el objeto. Esa es la esencia de la transferencia que se origina
en el déficit, que no está cargada con un contenido representacional
específico. Se trata más bien de una externalización directa de una repetición
de una estructura subdesarrollada o distorsionada.
Así,
en principio, la transferencia de conflicto hace referencia a la repetición de
necesidades dirigidas hacia las representaciones del objeto, mientras que la
transferencia del déficit hace referencia a la repetición de necesidades
dirigidas hacia objetos que no han sido internalizados. Desde el punto de vista
terapéutico, se puede decir que el paciente con una transferencia de déficit es
una persona que necesita un objeto capaz de suministrarle las condiciones
apropiadas para corregir las representaciones objetales distorsionadas y para
internalizar las funciones del objeto.
Sin
embargo, la transferencia de déficit está cargada de significados que son
proyectados en los objetos, esto se debe a que en la vida psíquica siempre se
produce un proceso de organización. A través de este proceso, los defectos
estructurales que se originaron a partir de traumas tempranos serán organizados
dentro de estructuras posteriores de origen conflictual y de esa manera
adquirirán un significado dentro de contextos continuamente cambiantes.
La
intencionalidad primaria hace referencia a la capacidad rudimentaria del yo del
niño para experimentar la representación del sí mismo como responsable de sus
necesidades y sentimientos. Se supone que esta diferenciación estructural
constituye un pre-requisito para el desarrollo de una patología a nivel de
conflictos. Las patologías del déficit también puede presentar como
característica la intencionalidad, pero como un fenómeno secundario.
Inicialmente, el niño no tiene participación intencional en el trauma, pero es
posible que, como un acto de organización posterior, transfiera las malas
intenciones de otras relaciones conflictivas hacia el trauma, con el fin de
otorgarle significado a una experiencia que de lo contrario resulta confusa o
aterradora. El mundo puede resultarle más tolerable a un niño pequeño si piensa
que su madre lo dejó porque era un niño malo en vez de tener que enfrentar el hecho
de que su madre simplemente lo abandonó. Se puede hablar de 2 tipos de
sentimientos de culpa: 1) uno basado en las malas intenciones que desde un
inicio se experimentan como propias y 2) otro basado en las malas intenciones
que son autoimpuestas posteriormente para eliminar una confusión.
Implicaciones Clínicas
Al
pasar a través del lente conceptual de la transferencia de déficit- conflicto,
el material clínico se dispersa en 2 direcciones:
- En la medida que el material señale
principalmente en la dirección del conflicto, la estrategia que se debe elegir
es la de revelar el significado a través de intervenciones de tipo
interpretativo.
- Cuando el material señale en
dirección del déficit, la estrategia será establecer el significado a través de
intervenciones de tipo afirmativo.
En
cada paciente se puede hablar de un punto de giro estructural, allí es donde la
transferencia de conflicto se debilita y la transferencia de déficit toma el
control. Al pasar dicho punto, la actitud investigadora deja de ser adecuada
para el nivel estructural del paciente y el analista tiene que cambiar su
estrategia. De no ser así, es probable que sus intervenciones aparezcan como un
ataque contra la representación del si mismo que tiene el paciente.
Se
han llevado análisis clásicos exitosos a pesar de que hayan existido elementos
de déficit en la constitución psicológica de los pacientes; la razón para ello
puede ser que los buenos terapeutas,
siempre han adaptado su técnica de tal manera que ella responda a la
combinación especifica de déficit-conflicto de cada paciente, aún cuando esto
todavía no hubiera sido articulado teóricamente ni tuviera plena conciencia de
lo que estaban haciendo.
En
relación a qué característica de la relación terapéutica es decisiva para
impulsar el progreso terapéutico, esta es la disponibilidad emocional del
analista, transmitiendo al paciente una sensación de no estar aislado. Se asume
que esta característica es una condición fundamental para que se produzca un
cambio tanto cuando se trabaja en la esfera de conflictos como cuando se está
enfrentando derivados del déficit. El analista tiene que estar siempre disponible
para que la terapia progrese.
¿Qué hace que el analista esté disponible en
el nivel de déficit? La característica empática del encuentro terapéutico
activa en el paciente la transferencia de experiencias con objetos si mismo
fijados. Sin embargo, el analista no responde a estas experiencias
desplazándose a la posición de suministro propia del objeto-si-mismo infantil.
Lo que hace es confirmar la necesidad y el derecho que tiene el paciente de ser
confirmado; es decir, que brinda su comprensión empática de cómo debe haber
sido no haber recibido el reconocimiento añorado cuando más lo necesitaba y lo
esperaba, justificando que se sienta así. Al confirmar exactamente la manera en
que se siente el paciente, el analista se relaciona con la necesidad más
urgente de un paciente con déficit, es decir, la necesidad de sentir que “yo
soy” y que “tengo el derecho de ser”. Al transmitir esta característica de la
experiencia, el analista se muestra emocionalmente disponible y, de esa manera,
puede continuar el proceso, en el cual el paciente expresará su pérdida y su
odio, pasando luego a investigar de qué manera ha bloqueado sus propios
sentimientos y se ha apartado de un vínculo cercano. Al mismo tiempo, esta
manera de tratar la transferencia de objeto si mismo puede ser conceptualizada
como una representación madura del objeto-si-mismo.
Así,
el analista cumple el papel tanto de un objeto-si-mismo de transferencia como
de un objeto-si-mismo nuevo, teniendo este último la propiedad de estimular la
construcción de estructuras. La experiencia de este objeto-si-mismo maduro, en
oposición a los infantiles previos, prepara el terreno para que el paciente
tome el control de las funciones de autorregulación en casos en que se produzca
una empatía óptimamente inexistente por parte del analista.
Por
lo tanto, no se indica ningún cambio en la actitud analítica. Elementos como
objetividad, paciencia, estabilidad y tolerancia parecen ser tan adecuados para
enfrentar derivados del déficit como lo son dentro de la esfera de los
conflictos; no es necesaria ninguna característica adicional o especial en la
participación emocional. No obstante, se tendría que excluir el énfasis en
investigar de la actitud clínica. El elemento básico de la actitud analítica
puede ser formulado como el principio de dejar ser al paciente; no debe
confundirse con la neutralidad emocional, por el contrario, se transmite un
profundo respeto al derecho del paciente a ganar experiencia en base a sus
propias premisas y a confiar en su habilidad para hacerlo si se le brinda la
oportunidad. Esta característica de libertad, que nunca debe ser excluida de la
terapia, es quizá el mejor apoyo que el analista puede darle al paciente en su
camino hacia la autonomía.
La
neutralidad no excluye la característica humana de simpatía como un matiz
básico que impregna al proyecto psicoanalítico en su conjunto. La neutralidad
tiene que ser concebida como un principio para enfrentar la transferencia y no
como una descripción del comportamiento emocional real del analista.
La
actitud analítica es una manera de relacionarse cognitiva y emocionalmente
compleja, compuesta de diferentes elementos, todos los cuales convergen en un
elemento clave que es la simpatía. Puede producirse una oscilación entre una
estrategia interpretativa y una afirmativa al interior de la actitud analítica,
al poner el énfasis alternativamente en elementos parciales diferentes del
racimo actitudinal. No parece necesario un cambio en la actitud básica a nivel
teórico ni a nivel clínico.
Fuente: Killingmo,
Bjørn (1989). Conflict and deficit: Implications for technique. Journal Psycho-Analysis, 70: pp.
65-71.
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Conflicto y Déficit: Implicaciones para la técnica. [Documento WWW]. http://articulos-psico-accion.blogspot.com.es/