Defino
el Acompañamiento Terapéutico como un dispositivo que se construye en el
vínculo con el paciente, que se realiza de forma ambulatoria, frecuentemente en
el entorno habitual (familiar y social) del mismo y se indica como parte de un
tratamiento psicológico-psiquiátrico a pacientes gravemente perturbados, en
situaciones críticas o en casos que son difícilmente susceptibles de abordar de
forma tradicional. Consiste en subjetivar, mentalizar o darle sentido al
padecimiento o dolor psíquico, dado que en la enfermedad mental hay una crisis
subjetiva, en donde el paciente tiene fuertes dificultades para representar su problemática.
Tiene un enfoque de mínima distancia y de una gran disponibilidad afectiva,
favoreciendo una mayor eficiencia terapéutica.
Así mismo, entiendo dispositivo como un
conjunto de elementos, que permiten contener y hacer frente a una urgencia psicológica
y que tiene como fin crear un ambiente confiable para la construcción de la
subjetividad, o sea, un ambiente que le permita al sujeto hablar de su
padecimiento.
Subjetivar
tiene que ver con mentalizar o representar al padecimiento personal o dolor
psíquico; por lo tanto, la subjetividad se refiere a la cualidad de lo que los
sujetos producen en una realidad construida con lenguaje. De forma paradójica,
la subjetividad surge en la singularidad de los sujetos y al mismo tiempo
revela su condición de existencia sólo en su calidad de hablante, es decir, en
relación con los otros. Para la teoría
del apego, el mentalizar (transformar experiencias impulsivo-afectivos en
pensamientos) sólo se desarrolla en el contexto de relaciones vinculares seguras
que brindan no sólo confort y un sentimiento de seguridad, sino también una
base segura, como la debe brindar el acompañante terapéutico.
A
diferencia de la psicoterapia, el acompañamiento terapéutico se realiza en el
entorno habitual (familiar y social), facilitando de esta forma el lazo social,
evitando el aislamiento y trabajando para que el paciente no pierda sus
actividades cotidianas y sus vínculos sociales.
Considero
importante para la comprensión del paciente y para realizar las funciones básicas
del acompañamiento, que en el transcurso de la relación con el mismo, se esté
alerta a los aspectos transferenciales del paciente. Así mismo, el acompañante
debe estar alerta de su mundo interior, sus intuiciones, imágenes, fantasías
que se activan como resultado de la transferencia del paciente
(contra-transferencia), ya que puede ayudar a descubrir la subjetividad del
paciente. Es decir, a través del mundo subjetivo del acompañante se descubre el
mundo interno del paciente.
Finalmente,
defino acompañante terapéutico como un profesional de la salud mental,
académicamente formado y con experiencia vivencial en la tarea de contención a
pacientes con trastorno mental agudos o crónicos. El acompañante debe
constituir un vínculo receptivo, cálido y confiable, que trabaja junto a un
equipo terapéutico continente, con una concepción dinámica del psiquismo,
siguiendo las consignas del profesional responsable del caso. Su finalidad es
asistir o acompañar cotidianamente en su dolencia para favorecer la subjetividad
y el desarrollo del lazo social, en un plano vivencial (no interpretativo). Es
importante que el acompañante comprenda conceptos psicoanalíticos tales como:
transferencia, contra-transferencia, desplazamientos, función reverie, holding,
entre otros muchos conceptos, ya que esto ayuda a conocer al paciente, su
contención y la simbolización de su sufrimiento.
En
relación a la función principal del acompañamiento terapéutico, se puede decir
que consiste en facilitar unas condiciones ambientales necesarias para que se
constituya la subjetividad y que el paciente actúe desde la autonomía psíquica.
El acompañamiento terapéutico a través de lo cotidiano de la vida del sujeto
promueve su desarrollo, ejerciendo funciones maternas y paternas.
Entre
las funciones maternas se encuentran: la contención, empatía, el holding (o
sostén), dosificar las experiencias (acorde con la capacidad de asimilación del
paciente), handling, aliviar ansiedades persecutorias y la función reverie.
Entre las funciones paternas se encuentran desarrollar la capacidad de
discriminación (externo-interno), poner límites, hacer que el paciente se
responsabilice de sus acciones, favorecer inserción social y ayudar a
re-investir aspectos vitales e intereses del paciente. Otras funciones
importantes del acompañamiento terapéutico es la de realizar de yo-auxiliar,
ofrecerse como modelo o referente de identificación, ayudar a desplegar
capacidades creativas, dar una mirada integral y ampliada de sí mismo y del
mundo, entre otras.
Más
allá de la información que provee el equipo tratante sobre el caso, creo que
para tener una comprensión global del paciente y poder desempeñar correctamente
las funciones antes descritas es necesario hacer un uso instrumental de la
transferencia y la contratransferencia. De esta manera, cuando se acompaña un
paciente, éste recrea su vida infantil en la transferencia y, frecuentemente,
el acompañante terapéutico se ve compelido a repetir elementos de esa historia
infantil a través de la contratransferencia (si se actúa). Por lo tanto, el
acompañante debe estar alerta de su propio mundo interior cuando está con el
paciente a través de intuiciones, fantasías, pensamientos, sentimientos,
imágenes, para poder descubrirlo y a su vida inconsciente a través de las
propias asociaciones. Los elementos de la vida psíquica del paciente
(transferenciales) son proyectados en el acompañante y éste hace un uso
instrumental de este material para mejorar la comprensión del paciente y poder
realizar las funciones anteriormente descritas con una mayor sensibilidad.
Prohibida la reproducción de cualquiera de los
contenidos de forma parcial o total sin el consentimiento por escrito del
autor. Citar como: Valentiner, A. (2011) Sobre el Acompañamiento Terapéutico.
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